Y Mariano Rajoy se ha
quitado de en medio para irse a disfrutar de su puesto de registrador en Santa
Pola. Porque Mariano es un verdadero superdotado. Preparó las oposiciones a
Registrador de la propiedad en el último año de carrera y las aprobó al año
siguiente, convirtiéndose con 24 años en el registrador más joven de España.
Y, aunque se dedicó a la política, seguía cobrando un 25% del sueldo de su
sustituto (mucho más de lo que ganaba en el Gobierno).
Da igual que nos haya
dejado un país endeudado, el caso Gürtel, la ley Mordaza, o que se haya cargado
las pensiones … sin olvidar el “Luis, sé fuerte”. Ahora
hay que frenar el avance de Ciudadanos, y los que se quedan lo tienen
complicado. Cospedal recuerda a la indemnización en diferido y Soraya al baile
en el Hormiguero, mientras Casado tiene un cierto olor al máster de Cifuentes …
y todos son muy marianos.
La moción de censura ha puesto
nerviosos a los del PP. Es evidente que sus engranajes internos no son los
adecuados para la sucesión de Mariano, porque sólo conocen la fórmula del
dedazo de Fraga o de Aznar. Y con las reglas del partido en la mano, el
nuevo ppresidente será elegido por un pobre volumen de afiliados, solo siete de
cada cien censados, menos de 70.000 militantes. ¿Ese presidente del PP
representará realmente a sus afiliados?
Posiblemente el dedo de
Fraga diría que hay que cambiar esas reglas. Eso ya es historia, aunque AP
(Alianza Popular), ahora el PP, no deja de tener un cierto recuerdo al siglo
pasado.
Porque, aunque la ley de
memoria histórica quiera enterrar la imagen de la dictadura franquista, no
debemos olvidar que, por mucho que nos moleste, son cuarenta años de nuestra
historia reciente. Una historia que seguirá existiendo dentro de cinco siglos.
La expulsión de los
judíos de España fue ordenada en 1492 por los Reyes Católicos mediante el
Edicto de Granada con la finalidad de impedir que siguieran influyendo en los
cristianos nuevos para que éstos se judaizaran. La famosa Inquisición fue
creada para perseguir a los judeoconversos que seguían practicando su antigua
fe. Y
Felipe II reinó durante 42 años, y la memoria colectiva ya ha olvidado las
atrocidades de la Santa Inquisición. Poco importa que sus restos estén
enterrados en el Monasterio de El Escorial.
O que Mariano Rajoy se
vaya de rositas a su retiro dorado como registrador …
Ya
lo dijo Galbraith: “Aunque todo lo demás falle, siempre podemos asegurarnos la
inmortalidad cometiendo algún error espectacular”.
Mark
de Zabaleta